Mensajes de diversas orígenes

 

domingo, 22 de junio de 2025

Me Arrodillo ante los Pobres de Corazón, Me Inclino ante los Aislados y Tomo a los Indigentes en Mis Brazos para Llevarles la Llama de Mi Corazón y Encenderlos con Mi Amor

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a Christine en Francia el 21 de junio de 2025

 

[Yo soy el Buen Pastor, y pocos, muy pocos, vienen a Mí. El hombre, en su autosuficiencia o ignorancia, camina por senderos fangosos, lejos de la Luz.

Yo vendré a buscar a los ignorantes para que saboreen la fragancia de Mi Corazón, y por eso os escribo a vosotros, pequeños, el pueblo de Mi Corazón. Vengo a alimentar vuestra ignorancia con el Fuego de Mi Palabra y a traeros alegría. Dejad que los autosuficientes Me sigan si lo desean, pero sabed esto, hijos: Me arrodillo ante los pobres de corazón, Me abato ante los aislados y tomo a los indigentes en Mis brazos para llevarles la Llama de Mi Corazón y hacerlos arder con Mi amor. No he venido a buscar a los ricos, sino a los pobres de corazón; no he venido a buscar oro, sino miseria, para llenarla con el oro de Mi Corazón y hacerla brillar a los ojos de los autosuficientes. He venido a buscar a los pobres, a los aislados, a los indigentes, a los que no tienen voz, a los que se humillan y se retiran.

He venido a guiar a los pobres, a elevar a las almas, a enriquecer a los indigentes que, a la Palabra de Mi Corazón, se elevan hacia el Cielo de Mi Padre. He venido y vuelvo a buscar a los Míos que languidecen en el olvido del mundo, que sufren bajo el peso que se les impone. Vengo a llevar Conmigo a los ricos de corazón, pobres de espíritu pero luminosos; vengo a caminar junto a los solitarios, los abandonados, los desamparados, los proscritos; vengo a tomar a los ciegos bajo Mi manto e inundarlos con Mi Luz. Vengo a hablar a los hambrientos, a llevar alegría a los desesperados, a distribuir Agua Viva a los sedientos.

Vengo a vosotros en estos tiempos, hijos, no como un Señor, sino como un mendigo, y aquellos que tengan un corazón fiel y guarden silencio ante el mundo Me reconocerán, porque han comprendido que el silencio es más fuerte que las palabras y que en el silencio han encontrado el Agua viva de Mi amor.

Llegará un día en que hablarán con gestos de amor y no con palabras que sólo son hambre y traen desesperación. El hombre necesita una sonrisa, una mirada, una señal de atención. Las palabras vuelan, una mirada penetra y un gesto es una palabra. En vuestro mundo de excesiva cobertura mediática, el mundo necesita silencio, un silencio que sea a la vez descanso y retorno interior.

Hijos, en la interioridad estoy, en el silencio estoy, e invito a todos a caminar Conmigo, a tomar Mi Camino de vida, a abriros a la verdadera Vida. La vida terrenal, hijos, sólo tiene un tiempo, un tiempo en el que os invito a amaros los unos a los otros. La miseria del hombre es grande y su corazón es una herida. El tiempo del arrepentimiento os traerá la apertura del corazón y de la mente. A través del sufrimiento, el hombre crece; en los caminos del mundo, se marchita.

Hijos, no vengo mañana, sino todos los días de vuestras vidas. Sois Míos en vuestro abandono. En todo momento os hablo, en todo momento estoy con vosotros, en todo momento vengo a traeros el Fuego de Mi amor y a regar vuestras almas con Mi perfume de vida.

Hijos, estad en el mundo sin ser del mundo; sed las libélulas del Cielo, las mariposas que se alimentan de corazones y almas en el silencio del mundo, al abrigo de los discursos, del humo sin fuego, de las estrellas sin vida.

Rezad, rezad, rezad, no abandonéis nunca la oración, no abandonéis el Rosario de vida de Mi Madre. Rezad sin cesar con vuestros corazones, y se derrumbarán los ejércitos terrestres, los del poder, la envidia, los placeres, las futilidades y tantos otros. Con vuestros corazones y vuestra fe, sois vosotros los que construís montañas, sois vosotros los que lleváis las corrientes de agua viva a los ríos, sois vosotros los que lleváis el ruiseñor a los corazones y las tórtolas a las almas. A través de la bondad, hijos de Mi amor, lleváis Mi Vida, Mi Amor, Mi Presencia al mundo.

Hijos, la sal no tiene sabor si no se nutre de una fe viva. En el poder del silencio, se os da la sal, ¡y ved cómo fluye hacia los corazones de los hambrientos!

Hijos, Yo soy la Sal de la vida, y esta Vida, os la doy en abundancia, en profusión, para que la compartáis y sea en este mundo un cedro gigante que riegue los ríos y, bajo su sombra, proteja a los pobres y a los desesperados, y los llene de los perfumes del Cielo, para sanar sus almas y sus corazones, y que la fe viva los transporte a los confines del Cielo.

Hijos míos, orad, la oración es un río de agua viva, la oración es la fragancia del incienso, una estrella con mil reflejos, un manantial vivo y un río subterráneo. Hijos, guardadme en vuestros corazones. Os traigo Mi paz, Mi fuerza, y de Mi Río de Agua Viva, alimento vuestras almas y abro vuestros corazones endurecidos, ilumino vuestros ojos y traigo a vuestras mentes el Sol que Yo soy.

Vivid en paz, Conmigo está la paz. Yo soy la Paz, el Pan Vivo, el Pan de Vida, la Paz descendida del Cielo para traer al mundo el Incienso de Mi Morada.

Origen: ➥ MessagesDuCielAChristine.fr

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