lunes, 9 de abril de 2001

Lunes, 9 de abril de 2001

Mensaje de Jesucristo dado a la Visionaria Maureen Sweeney-Kyle en North Ridgeville, EE. UU.

"Soy tu Jesús, nacido Encarnado. Hermana mía, he venido a ayudarte a ver que todas las cosas en esta vida son pasajeras y temporales, así como la brisa te acaricia el rostro. Lo único que perdura es la fe, la esperanza y el amor, y la mayor de estas es el amor."

"¡Qué necio es entonces para cualquiera preocuparse por su reputación entre los hombres! El que persigue su reputación es como la virgen que va a encontrarse con su esposo, pero no tiene aceite en su lámpara. El aceite sería el amor en su corazón en el momento del juicio. La lámpara puede ser una reputación maravillosa de virtud entre los del mundo. Pero todo esto se reduce a nada sin amor."

"El alma sencilla no persigue su reputación. No desea ser tenido en alta estima por nadie excepto por Mí. No trata de actuar santamente para impresionar a otros. No se jacta de los favores espirituales que recibe. Más bien, con humildad desea estar oculto y ser contado como nada. Además, no siente envidia espiritual de los dones que otros reciben. Esta es una ambición espiritual que no proviene del bien, sino del mal."

"Mi favor descansa sobre el que no busca ningún reconocimiento en el mundo, sino que, por amor a Mí, solo busca complacerme. En cualquier favor que reciba, inmediatamente da honor y gloria a Mí. Una persona puede gastar mucha energía persiguiendo su reputación, pero al final está entre el alma y Yo. Busco en el corazón el Amor Santo en el último aliento. El grado de amor, o la falta del mismo, determina la eternidad del alma."