miércoles, 31 de mayo de 1995

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

Hijo mío, ten confianza. Entrega tus problemas a mi Inmaculado Corazón. Estoy a tu lado. Reza, reza, reza. Que las familias estén más unidas. Que las familias recen el santo rosario juntos.

Mi padre sigue desaparecido. No tenemos noticias de él y ni siquiera sabemos dónde podría estar. ¡Dios mío, qué debemos hacer! Nuestros corazones están muy angustiados y el Señor no da ni una luz que pueda consolar nuestros corazones. Pero sea tu voluntad Señor y no la nuestra! Dondequiera que esté mi padre, cuídalo y colócalo dentro de tu Divino Corazón. Me duele ver que mi madre está angustiada y en lágrimas. Por un momento casi flaqueé ante la vista de su desesperación, pero luego pedí al Señor y a Nuestra Señora perdón y dije mi sí con fe y confianza en sus Sagrados Corazones. Esta realmente es una gran prueba por la que está pasando mi familia. El diablo nunca perdió una oportunidad para tentarnos y afligirnos. Varias veces me dijo:

¡Mira! ¿De qué sirvió rezar tanto y confiar en esas ilusiones y falsedades? Todo estaba en tu cabeza y en la cabeza trastornada de tu madre, y tu familia está sufriendo mucho por estas mentiras que tú y ella contaron sobre estas ridículas apariciones! ¡Ahora están siendo terriblemente castigados por Dios y él está muy enojado contigo y con toda tu familia, que han atraído su indignación, por estas cosas absurdas!

Nadie puede imaginar cuánto sufrí por estos ataques. Incluso estaba temblando y sudando frío. Qué feroz y despiadado resultó ser el diablo. De hecho, nunca hay bondad en él, sino solo odio, de ahí su forma violenta de atacarme. Solo le dijo al Señor varias veces:

¡Jesús, confío en ti! ¡Aumenta mi fe, Señor!