jueves, 30 de noviembre de 1995

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡La paz esté con vosotros!

Mis queridos hijos, soy vuestra Madre y la Señora del Santo Rosario.

Mis pequeños hijos, el Señor os invita esta noche a la conversión. Convertíos. Rezad más, para que aumentéis vuestra fe.

La fe es un don dado por Dios a todos aquellos que la piden. Por eso debéis siempre pedir al Señor que aumente vuestra fe.

Jesús os ama, mis pequeños hijos, y me envía aquí para derramar abundantes gracias celestiales sobre cada uno de vosotros.

Yo, vuestra Madre, os amo y deseo colocaros a todos dentro de mi Inmaculado Corazón. Consagraos, mis pequeños, a mi Inmaculado Corazón. Jesús desea llenaros de grandes gracias, pero debéis abrir más vuestros pequeños corazones.

Después de decir estas palabras, la Virgen dirigiéndose a un sacerdote presente en la aparición, dijo:

Mi amado hijo, reza siempre a tu Madre Celestial, que Ella siempre te escucha. Gracias por estar aquí. Te he llamado aquí para llenarte de mis gracias maternales. Tu Madre te ama. Sabes que moras aquí dentro de mi Inmaculado Corazón. Reza, pequeño hijo, por toda la Santa Iglesia. Ayuda a tu Madre Celestial en esta ardua obra de conversión. Jesús desea realizar grandes prodigios aquí en el Amazonas. Tu Madre Celestial desea estar más cerca de sus queridos y amados hijos.

Dirigiéndose a todos de nuevo, dijo:

Hoy os bendigo de una manera especial y os digo: rezad, rezad, rezad. Convertíos ahora. No dejéis vuestra conversión para mañana, porque podría ser demasiado tarde. Yo, que soy vuestra Madre, os digo que el mundo necesita una conversión urgente, porque los tiempos no son muy buenos.

Ayudadme con vuestros sacrificios y penitencias, id siempre a la Santa Misa e id siempre a la confesión, cuando necesitéis que vuestras almas estén purificadas. Os bendigo esta noche: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Hasta pronto!