miércoles, 13 de agosto de 2003

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Medjugorje, Bosnia Herzergovina

Casa de San José

¡La paz esté con vosotros!

Queridos hijos, hoy vengo de nuevo del Cielo para bendeciros porque os amo y deseo conducir a todos vosotros a mi Hijo Jesús. Quiero invitaros a la conversación, la oración y la paz.

Pedid la misericordia de Dios para el mundo, para que su bendición descienda poderosamente del Cielo sobre todas las familias.

Jesús desea vuestro regreso a Él. Estoy aquí para ayudaros y asistiros en todo.

Pedid la intercesión y ayuda de San José. Orad a Él y recibiréis grandes gracias del Señor, por la intercesión de San José.

S. José es un gran intercesor en el Cielo y obtiene todo ante Dios, porque el Señor lo ha nombrado en la tierra para una gran misión. Os invito de nuevo a todos: abrid vuestros corazones a Dios y encontraréis la paz. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!

San José mirándome dijo:

Estoy aquí para concederos muchas gracias, porque esta es la voluntad del Señor.

Medjugorje, el 15 08.03

Nuestra Señora

¡La paz esté con vosotros!

Queridos hijos, yo soy la Bienaventurada Virgen María y la Madre de todos vosotros. Hoy os agradezco por vuestros sacrificios y oraciones hechas este día. Sabed que hoy os he acompañado con mi presencia maternal a lo largo del día. Os pido: abrid vuestros corazones cada vez más a Dios y colocaos con confianza en sus manos porque Él os ama. Dios quiere daros muchas gracias y a través de mi corazón maternal quiere conduciros por el camino a la santidad. Orad, pero rezad el rosario cada vez más y Dios siempre os iluminará. Aquellos que oran se convierten en luz para todos mis otros hijos que viven en la oscuridad y son agradables a Dios.

Orad, orad, orad y sus vidas se transformarán.

Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!

Medjugorje, el 16 08.03

Nuestra Señora

¡La paz esté con vosotros!

Mis queridos hijos, yo soy vuestra Madre Celestial y os amo. Esta noche os invito a entregar vuestras vidas a Dios, para que Él pueda ayudaros y guiaros por el camino de la oración y la santidad. Dios tiene grandes gracias que concederos, así que estad siempre atentos y disponibles a su llamada, para que vuestras vidas se llenen de su amor y su bendición.

Hoy, oro ante Dios por vosotros y por vuestras necesidades. Siempre estoy a vuestro lado y os bendigo. Orad, orad, orad. Que cada uno de vosotros aquí sea testigo del amor de Dios en el mundo, para que el mundo sea renovado y sanado.

Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!