miércoles, 8 de septiembre de 2010

Miércoles, 8 de septiembre de 2010

Miércoles, 8 de septiembre de 2010: (Cumpleaños de Nuestra Señora)

Jesús dijo: “Mi gente, hoy, según la fiesta de la Inmaculada Concepción de Mi Santísima Madre el 8 de diciembre, tienen esta fiesta del nacimiento de Mi Santísima Madre, nueve meses después. Mi Santísima Madre estaba libre de pecado original e incluso libre de pecado actual durante su vida. Ella fue el alma perfecta que preparé para Mi tabernáculo mientras Me llevó en su vientre durante nueve meses. La lectura también les muestra Mi ascendencia humana que se rastreó desde Abraham hasta San José según el Evangelio de Mateo. Mi Santísima Madre también pertenecía a la casa de David porque ambos tuvieron que registrarse en Belén. En el Evangelio de Lucas Mi genealogía se rastreó desde San José hacia atrás hasta Adán, el primer hombre. Esto les muestra Mi origen humano, incluso cuando también soy Divino. También les muestra Mi plan de salvación para toda la humanidad porque Mi muerte en la cruz expió todos sus pecados. Pagué el precio de sus almas con Mi Sangre, y ustedes hacen una elección personal de libre albedrío para aceptar o rechazar Mi don de salvación. Den alabanza y gracias por todo lo que hago por ustedes. También den gracias a Mi Santísima Madre quien dio su ‘sí’ al ángel Gabriel para que fuera Mi madre y Me trajera a este mundo.”

Jesús dijo: “Mi gente, pronto sus hojas cambiarán de color y caerán al suelo. Esta es otra estación colorida, muy parecida a las flores coloridas en la primavera. Muchos disfrutan visitando sus parques para tomar fotos de este cambio de hojas. Hay una visión espiritual en las cuatro estaciones que es similar a la vida rápida del hombre en la tierra. Ustedes tienen una nueva vida o nacimiento en la primavera, un crecimiento a la adultez en el verano, envejecimiento en el otoño a medida que su cabello se vuelve gris o blanco, y finalmente la muerte en el invierno. Este ciclo de cuatro estaciones es un recordatorio constante de la mortalidad del cuerpo. Ustedes saben que en un momento están destinados a morir, por lo que siempre deben estar debidamente preparados para encontrarme en su juicio. A medida que ven el otoño y el invierno llegar, también se les recuerda los últimos días en las lecturas que conducen a la Cuaresma. Este otoño e invierno es un buen momento para reflexionar sobre su alma para estar preparados para su juicio. Examinen sus acciones y el estado de su vida espiritual. Traten de hacer algunas mejoras constantes en su vida con más buenas obras y una buena vida de oración. Al centrarse en Mí y saber que podrían morir mañana, no serán encontrados deficientes cuando venga a llevarlos a casa conmigo.”