viernes, 26 de enero de 2007

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Trieste, Italia

¡La paz esté con ustedes!

Mis queridos hijos, Yo soy la Madre de Jesús y llena de Gracia, la Madre de todos ustedes.

¡Qué feliz Estoy por su presencia aquí esta noche! Vengan siempre a rezar aquí en este lugar, es un pequeño oasis de paz, donde su Madre Celestial obra en sus corazones, haciéndolos libres, desapegados y abiertos a Mi Hijo Jesús. Aquellos que se dejan formar por Mí, permitiéndome guiarlos de la mano, recibirán grandes gracias de conversión, y el Espíritu Santo los iluminará con su luz y los transformará en grandes apóstoles de amor y paz, que darán testimonio de Mis llamados a todos aquellos que están en la oscuridad.

Hijitos, Estoy preparándolos para los tiempos venideros. Cuando Mi Hijo Jesús regrese al mundo, renovándolo, todos aquellos que Yo he preparado y guiado a través de Mis apariciones habitarán este mundo, que será un mundo de paz y amor, el reino de Dios realizado en la tierra.

Recen, recen, recen para que todos ustedes puedan participar en esta gloria que Dios ha reservado en el cielo. Los amo y no quiero que nadie sea condenado al infierno, sino que todos conquisten su lugar en la gloria y el reino del Señor. Siempre recen por su ciudad y por Italia. Italia sufrirá mucho porque es desobediente a Dios y a su representante, el Papa. ¿Dónde están los siervos fieles y los hijos obedientes a Dios y a su Iglesia? Hagan sacrificios y penitencia por todos sus hermanos, queridos hijos, porque hoy muchos ofenden al Señor con pecados de adulterio, aborto, y atraen sobre sí mismos y sobre su país el castigo del cielo. Europa pasará por grandes cambios y habrá grandes huracanes que devastarán ciudades enteras. Todavía estoy previniendo este mal, pero las oraciones y los sacrificios son pocos y los pecados son muchos.

Ayúdenme, hijitos, ayuden a su Madre Celestial intercediendo por el mundo y por todos sus hermanos y hermanas. Cuento con sus oraciones y sé que son obedientes al escuchar Mis llamados: ¡así que actúen!

Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!