Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 27 de febrero de 2011
Mensaje de Ángel Daniel

Queridos hermanos, YO, DANIEL, servidor del Señor, os llamo una vez más a la verdadera Paz, al verdadero Amor, a la verdadera Conversión. Y sobre todo, a luchar cada vez más contra los ataques de Satanás, que quiere debilitaros en el camino del verdadero Amor, fervor y oración, y arrastraros cada vez más al bajo terreno de las cosas sensibles y al apego a los amores pasajeros de esta tierra.
Por lo tanto, os invito cada vez más a empuñar el escudo de la fe contra los ataques de Satanás.
Empuñad el escudo de la fe contra los ataques de Satanás, cerrando cada vez más la puerta de vuestros sentidos espirituales a sus sugestiones, a las tentaciones, a todas las ideas contrarias a la voluntad del Señor y a Su Ley de Amor. Para que cada vez más mantengáis cerrados vuestros sentidos espirituales a las sugestiones del enemigo, vuestros corazones puedan permanecer siempre puros, inmaculados, libres de toda mancha y contaminación de idea, pensamiento o inclinación que os puedan alejar del Señor y de Su Gracia. En la medida en que también os sea posible cerrar la puerta de vuestros sentidos corporales a las sugestiones del enemigo, huyendo de las ocasiones de pecado, huyendo de aquellas cosas y lugares que puedan introducir por la puerta de vuestros oídos, ojos o boca cualquier tipo de tentación, pensamiento malo, idea o sentimiento que pueda manchar vuestros corazones y almas, huid del bullicio del mundo, donde casi siempre corréis el riesgo de perder en vosotros la gracia santificante, la pureza interior, el fervor y el amor del alma.
Mantened siempre vuestro corazón en continua oración, incluso durante las obras de vuestro día, haciendo todo por Dios y con amor a Dios, buscando siempre más ofrecer vuestro trabajo, obligaciones y actividades como un himno continuo de amor y oración al Señor.
De esta manera cerráis las puertas de vuestros sentidos al enemigo y él no podrá tergiversar, distorsionar, macular o afectar ni vuestra pureza interior ni la intención de vuestro corazón ni vuestros pensamientos y sentimientos y no podrá robar el mérito de vuestras buenas obras, vuestras oraciones y vuestras actividades.
Llevad el escudo del verdadero amor por el Señor, procurando cada vez más vivir en continua oración, en el sentido que ya os he explicado anteriormente: procurando hacer todo por Dios, por Dios y con el único propósito de alabarle, hacerle conocer y amar por todos Sus hijos y darle gloria. De esta manera cerráis las puertas de vuestros corazones a toda mancha de amor propio, del deseo de auto-glorificación, del deseo de satisfacer sus corrompidos deseos y anhelos, y de esta manera matáis cada vez más la vanidad dentro de vosotros. Y así vuestras obras, libres de toda mancha de pecado o intención injusta, se elevarán verdaderamente al Señor como un precioso don que Él recibirá con gran alegría convirtiendo todo esto en gracia de conversión y santificación para tantas almas.
Llevad el escudo del verdadero amor para luchar contra los ataques del enemigo de Dios, haciendo más de vuestra vida una ofrenda continua, un sacrificio continuo, una entrega continua de vosotros mismos, una entrega continua de vosotros mismos, una entrega continua de vosotros mismos cada vez más en los brazos de la Madre de Dios, en los brazos de este Amor maternal que os amó, que os eligió y os llamó de todas partes para ser miembros de su familia, de su ejército de salvación. Para que de esta manera podáis ser cada vez más dóciles al Amor Celestial que os ha elegido, cada vez más generosos en vuestra respuesta a este amor, podáis vencer al enemigo con amor, y así a través de la victoria del amor podáis vencer al Diablo, al mundo, a vosotros mismos y a la carne. Y entonces seréis verdaderos campeones de Dios a través del amor, en el amor y con el amor!
Yo, Daniel, estoy con todos vosotros todos los días de vuestra vida, os acompaño, os guardo, os amo y os ayudo sin cesar. Sin mi ayuda, sin mi presencia continua ya habríais caído mil veces en las tentaciones y trampas de Satanás. Os he liberado de sus ataduras, os he sostenido para que no os debilitéis, canséis o desaniméis. Os he sostenido las manos, para no dejaros tropezar, y seguiré sosteniéndoos y guiándoos mientras sigáis haciendo la HORA DEL SANTO ÁNGELES, Nuestra Hora, cada martes, que sigáis meditando sobre Nuestros Mensajes y cada vez más confiadamente os encomendéis, entregándoos, consagrándoos a Nosotros. Si seguís siendo dóciles a lo que Os pedimos, seguiremos guiándoos segura y correctamente por el camino de la santificación, que es difícil, casi imposible para aquellos que no han elegido vaciarse totalmente de sí mismos y entregarse totalmente al Amor de Dios.
A todos en este momento, con amor, os bendigo junto con todos los Ángeles y Santos del Paraíso".
Orígenes:
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