miércoles, 21 de enero de 2009

Después de la Vigilia, la Santísima Madre habla por la vida no nacida en la capilla de la casa en Göttingen a través de Su instrumento e hija, Anne.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Una enorme multitud de ángeles con vestiduras blancas y pequeñas coronas en sus cabezas y las pequeñas almas con guirnaldas blancas en las que perlas con diamantes brillaban, nos han acompañado en el camino de la Vigilia.

Nuestra Señora dice: Mis amados hijos, Mis elegidos, hoy hablo a través de Mi instrumento voluntario, obediente y humilde, e hija, Anne. Mis amados elegidos, yo, la Santísima Madre, quisiera agradecerles sinceramente y decirles una recompensa de Dios por haber recorrido esta vigilia, este camino por la vida no nacida. Les ha costado mucho esfuerzo, pero el fruto de esta Vigilia será grande. Se permitió a los ángeles acompañar a las pequeñas almas al cielo. A la derecha y a la izquierda, Mis amados, quisiera explicárselo, estaban los ángeles blancos, en el medio las pequeñas almas que fueron salvadas. Miraron a su alrededor y les agradecieron a todos.

Como saben, Mis amados, esta Vigilia se lleva a cabo en todo el mundo y es conocida. Muchas pequeñas almas podrán ascender al cielo una y otra vez y ver la dicha de Dios. A través de su oración, Mis amados, esto ha sucedido y seguirá sucediendo cada mes.

Yo, la Santísima Madre, aparecí y fui con ustedes en esta vigilia como Guadalupe, como la Madonna de Fátima y como la Madre de Dios de Schoenstatt. Ustedes, mi pequeño, han visto estas tres apariciones Mías y los han acompañado. Una y otra vez todo el cielo se regocija cuando hacen estos sacrificios. También espero que muchas personas se den cuenta de cuántos frutos trae la oración. Están muy necesitados en estos tiempos.

No fueron hostiles, porque el Santo Arcángel Miguel pudo mantener todo alejado de ustedes. Miraron esta imagen de la vida no nacida, este pequeño embrión. Sí, es importante que esta imagen se lleve adelante para que las personas puedan sentir por lo que están orando y por lo que están tratando tan duro de hacer.

Muchas madres están en gran angustia porque han mandado asesinar a su hijo. Mis amados, también oraron por estas madres. Amadas madres, miren Mi corazón amoroso y maternal, entonces se sentirán mejor y se darán cuenta de que están llamadas al Santo Sacramento de la Penitencia. Allí pueden confesar su culpa y arrepentirse. Yo, la Madre Celestial, quiero calentar sus corazones para que puedan darse cuenta de que el Santo Sacramento de la Penitencia los está esperando a todos.

Siempre estoy con ustedes en sus corazones. Su culpa no puede ser tan grande que no se borre en el Santo Sacramento de la Penitencia. Vengan, amadas madres, que han asumido esta culpa, encontrarán refresco en este Santo Sacramento. Si sus pecados también fueran rojos como la sangre, se vuelven blancos como la nieve. ¡Tengan coraje, amadas madres! Una y otra vez me gustaría dirigirme a ustedes porque no están bien, pero yo, la madre celestial, quiero ayudarles. Quiero estar a su lado, porque no están solas en este dolor. Yo también he sufrido con ustedes.

Sí, estaban en gran necesidad. Esta angustia la presentaré a Mi Hijo, finalmente llevándola ante el trono del Padre Celestial. Todo el cielo quiere perdonarlos. ¡Estén listos para correr penitentemente hacia el sacramento de la Penitencia! Deberían sentirse mejor, porque su Madre Celestial sabe cuán grande es su dolor.

Y ahora quiero bendecir, amar, proteger y guardar a todos ustedes, en la Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Sean amados y permanezcan en el amor y vivan el amor. No desarrollen miedos innecesarios, sino vengan a los sacramentos donde Mi Hijo los está esperando. Amén.

Alabado sea y glorificado sin fin, Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Amén.