Mensajes de diversas orígenes
domingo, 4 de mayo de 2025
Mantén la Fe, Mantén la Esperanza y, sobre todo, Sé Caritativo en Todo y con Todos
Mensaje de Nuestro Señor y Dios Jesucristo a la Hermana Beghe en Bélgica el 30 de abril de 2025

Queridos hijos, muy queridos y fieles hijos,
Aquí estoy con vosotros y quiero aseguraros Mi Amor, un amor personal, vivo y alentador. Sois huérfanos en este momento, pensáis que habéis perdido a un padre, pero el Padre que está en los cielos no os abandona. No abandonó a Jesucristo a pesar de Su Pasión y Crucifixión, y del mismo modo nunca os abandonará a vosotros, ni siquiera ante las cruces y pruebas de la vida.
Actualmente estáis esperando un nuevo Sumo Pontífice, y necesitáis rezar mucho para que el elegido sea conforme a Mi Corazón. Vuestra oración será decisiva, porque así como en Lepanto -por la oración de toda la cristiandad- rechacé la invasión de la religión vengativa que la amenazaba, así, por la misma oración unida de toda la cristiandad, elegiré para vosotros un sucesor de Pedro según Mi Corazón.
Sed asiduos en la oración. Mi Santísima Madre puede obtenerlo todo de Mí, y si se lo pedís insistentemente y en número, Ella no dudará en presentarme vuestras súplicas. A través de Ella, podéis obtenerlo todo en el orden de la gracia. Ella es tan generosa y tan convincente que nunca podré resistirme a Ella.
Hijos míos, sabed que la hora es grave. Se han cometido tantos errores en Mi Iglesia que ya está de rodillas, enferma y casi sin fuerzas. Pero no puede desaparecer. Puede morir, sí, como Yo mismo morí, y Mis apóstoles se horrorizaron. No comprendieron que Mi Muerte era necesaria para absolver a la humanidad de su corrupción, para levantarla del fango en el que estaba sumergida. Y Mi Resurrección era la esperanza de la Vida Eterna que les prometí. Mi Iglesia, Mi Esposa, también se está doblando bajo el peso de la Cruz, formada por las falsas teorías del modernismo, que empañan la pureza de la milenaria doctrina católica.
Los demonios que encadenan a la humanidad son muy fuertes, pérfidos y traicioneros. Son bien conocidos, porque siempre han estado actuando, pero con mayor audacia en tu época actual. Los principales demonios que os llevan por el mal camino son Mamón, Asmodeo, Lucifer, por supuesto, pero también Baphomet, Moloch, Legión, Belcebú y muchos otros.
Estos demonios atacan a la humanidad, a la que odian, y los hombres -como la primera mujer de la humanidad- les escuchan con deleite y ceden a sus tentaciones. La Santa Iglesia, a imagen de su Esposo, el Señor Jesucristo, es atacada por ellos, y al darse cuenta de que se acerca su fin, la atacan cada vez con mayor ferocidad. Así, Asmodeo la invade intentando que acepte la inmoralidad, y Legión se dispersa en el cuerpo episcopal para eliminar la Santa Misa de todos los tiempos. Ellos [los demonios] no pudieron apoderarse de la presa que tanto deseaban arrastrar al Infierno, por lo que ahora atacan su renovación en el tiempo -este Sacrificio divino-, intentando abolir la Santa Misa de todos los tiempos y borrar su impacto entre los hombres.
Rezad, hijos Míos, para que la Santa Iglesia - Mi Esposa - sea protegida de estos numerosos demonios que la atacan, especialmente en su tiempo. Ella es vuestra madre, vuestra protectora. ¿Qué sería de vosotros si ella sucumbiera? Sed buenos hijos con vuestra madre. Cuando una madre está a punto de entregar su alma a Dios, sus hijos la rodean con cariño y no la borran de sus corazones. Sed esos buenos hijos, seguid rezando por ella y permaneced fieles a la fe católica, que no puede cambiar.
Rezad, hijos míos, ¡y no dejéis de rezar! Cuanto más suban al Cielo vuestras oraciones, más serán escuchadas y tenidas en cuenta. Dios es bueno, Dios es tierno, Dios es compasivo, Dios es Todopoderoso. Cuando permite el mal, nunca es sin motivo, siempre es por un bien mayor que llegará a Su tiempo, no al tuyo. La fe no se desgasta, la fe no se debilita, la fe está siempre al frente de toda virtud. Mantén la fe, mantén la esperanza y, sobre todo, sé caritativo en todo y con todos.
Os bendigo, queridos Míos, os amo y estoy siempre con vosotros.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vuestro Señor y vuestro Dios.
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