Queridos hijos, María Inmaculada, Madre de todos los pueblos, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Reina de los Ángeles, Auxilio de los pecadores y Misericordiosa Madre de todos los niños de la tierra, mirad, hijos, hoy viene a vosotros para amaros y bendeciros.
Me dirijo a los llamados poderosos: “¡ACELEREN LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS Y PONGAN FIN A LOS CONFLICTOS, ESPECIALMENTE EN UCRANIA!”
Mientras pasaba por allí, Dios Padre me dijo: "MUJER, VEN A MÍ. DILE A TUS HIJOS SOBRE LA TIERRA QUE MIS OJOS NO QUIEREN VER MÁS NIÑOS CAYENDO PREMATURAMENTE Y QUE ESTAS GUERRAS DEBEN TERMINAR, PORQUE SI NO, CAUSAN DOLOR EN MI CORAZÓN; Y EN MI DOLOR, PODRÍA LEVANTAR MI BRAZO SIN DARME CUENTA, ¡Y ENTONCES SERÍA YO QUIEN PONDRÍA FIN A LOS CONFLICTOS DE GUERRA!"
Esto es lo que Dios Padre me dijo, y esto es lo que os estoy diciendo.
¡Date prisa, el cielo ya no puede seguir viendo las muertes de niños y hambrunas! Trabajen constantemente para poner fin a estos conflictos, ¡para que ya no se escuche más el ruido de bombas!
GLORIA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO.
Hijos, Madre María os ha visto a todos y amado a todos desde lo más profundo de su Corazón.
Os bendigo.
¡REZAD, REZAD, REZAD!
NUESTRA SEÑORA ESTABA VESTIDA DE BLANCO CON UN MANTO AZUL; LLEVABA UNA CORONA DE DOCE ESTRELLAS EN LA CABEZA Y HABÍA TRINCHERAS BAJO SUS PIES.
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