domingo, 12 de abril de 2009

Mensaje de Nuestro Señor a Edson Glauber

Jesús vino muy hermoso hoy, todo iluminado. Vestía una túnica blanca, con un fajín dorado alrededor de la cintura como un cinturón y una túnica dorada que caía sobre sus hombros y espalda. Nos deseó la paz y luego nos bendijo. Las heridas en sus manos y pies estaban iluminadas y irradiaban tanta luz sobre nosotros y sobre el mundo. De repente, detrás de Jesús apareció un trono muy hermoso. Se sentó majestuosamente en este trono y desde allí, sentado, comenzó a hablarme y me dio este mensaje para decir a todas las personas presentes en la aparición y a toda la humanidad:

¡La paz sea con vosotros!

Soy la Paz. Soy el Amor. Soy la Vida. Deseáis el cielo, pero no podéis caminar hacia el cielo si aún deseáis el mundo. Renunciad al mundo para conquistar el cielo. No podéis querer la gloria de mi reino si aún buscáis las glorias y la falsa felicidad del mundo. Renunciad al mundo, para que podáis pertenecer al cielo. Renunciad a las cosas que os engañan y que no os hacen felices, porque solo yo soy la alegría eterna.

El mundo quiere daros todo e incluso felicidad engañosa, pero no puede daros la vida eterna y aquello que es verdaderamente todo en vuestras vidas: Yo soy el Todo en vuestras vidas. Soy el que llena los vacíos en vuestra alma. Soy el que os da el amor y la paz que necesitáis. Solo yo puedo daros la vida eterna.

El mundo os da la muerte de vuestras almas con tanto pecado, pero solo yo puedo daros la libertad y la felicidad sin fin. Venid a mí. Volved a mí y os resucitaré a la vida eterna. Os bendigo a todos: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!