lunes, 25 de octubre de 1993

El Pranto de la Virgen Madre

La Segunda Visión del Infierno

(Marcos): (Nuestra Señora apareció con un semblante muy triste. Abriendo sus labios dijo:)

"- Mis hijos, hoy les doy este Mensaje Serio e Importante: ¡Conviértanse sin demora! Conviértanse con profundo AMOR a DIOS! Muchos son los que viven una vida sin DIOS. sin AMOR.

Miren ahora, Mi hijo, nuevamente el castigo de los que desobedecen a DIOS y Lo ofenden".

LA SEGUNDA VISIÓN DEL INFIERNO

(Marcos): (Nuestra Señora desapareció y en Su lugar se abrió una gran ventana, y apareció un gran mar de fuego que parecía no tener límites. Se podía comparar a una gran llama gigantesca vista de cerca. Había gente dentro de esa llama. Todo era muy oscuro, y solo de vez en cuando una llama más fuerte iluminaba lo que había dentro, como si fuera un rayo.

Las almas que caían en ese mar de fuego eran numerosas, parecía una granizada. Las almas que caían se hundían en ese fuego, se hundían, y cuando subían, ya habían perdido totalmente su apariencia humana. Se transformaban en horribles formas de animales, mitad hombre, mitad monstruo, nunca vistos en la faz de la Tierra.

Esas llamas giraban y se elevaban y formaban una especie de torbellino. Mientras esas llamas subían y giraban, las almas que giraban y subían con ellas blasfemaban contra DIOS. Algunos gritaban, otros lloraban amargamente, y cuando las llamas ya estaban altas, de repente cesaban, luego las almas caían, sin peso ni equilibrio, como chispas en un gran fuego, y se hundían de nuevo en ese fuego. Esto continuará por toda la eternidad.

Vi gente con rostros horribles. Vi a una mujer rubia, con cuernos, cola de serpiente, cuerpo carnoso, cubierto en parte con pelo, quemado con fuego y azufre. Se me reveló como una prostituta viva que no se arrepintió de su pecado antes de morir, y había muerto en este estado de rebelión contra Dios y su Ley de Amor. Había un ruido de cadenas, gritos, gemidos de dolor y terribles llantos.

Los demonios eran más grandes y diferían por su apariencia más horrible que las almas condenadas, asemejándose a monstruos, bestias desconocidas y gigantescas. De vez en cuando se podía oír ruidos de latigazos. Los gemidos de dolor eran interrumpidos a veces por risas satánicas, blasfemias e insultos contra DIOS. Me pareció que todo esto duró unos 10 minutos, aunque pierdo el sentido real del tiempo, en el que casi muero, si no me ayudara el Poder Divino y Nuestra Señora.

Entonces esa horrible escena desapareció, y Nuestra Señora regresó, quien dijo con amabilidad y profunda tristeza:)

"Han visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos, DIOS Me envía al mundo para dar Mis Mensajes y hablar de Mi Inmaculado Corazón. Todos los que abracen la devoción a mi Inmaculado Corazón recibirán la Gracia de la Salvación, intercedida por mí.

¡Ayúdenme a salvar a Mis pobres e indignos hijos! Los necesito a todos para salvar a los pecadores. ¡El tiempo para la conversión se está acabando! Pero al final, Mi Inmaculado Corazón triunfará. El mundo será consagrado a Mí, y se concederá un tiempo de Paz".

(Marcos): (Entonces la Virgen me mostró gente en la tierra adorando a Satanás y ofreciéndole víctimas asesinadas; jóvenes inyectándose drogas; gente cometiendo adulterio y prostitución; cometiendo secuestros, robos, asesinatos; una joven recurriendo al aborto para matar a su hijo en su vientre.

Vi al Santo Padre, Papa Juan Pablo II, llorando, con mucha aflicción. ÉL SIENTE CUÁNTAS ALMAS SE PIERDEN EN ESTOS TIEMPOS POR FALTA DE ORACIÓN. VI obispos confundidos y perturbados, algunos de ellos traicionando secretamente a la Iglesia en lugares ocultos.

Vi gente siendo tragada por un gran terremoto; vi hambre, dolor, y gente llorando. Algunos estaban muertos en la tierra, mientras que otros se languidecían al sol.

Nuestra Señora comenzó a llorar y derramar sangre. La sangre fluía de los Ojos, la Cara, el Corazón, las Manos y los Pies; también de la Boca. Lloró una enorme cantidad de Sangre. Era horrible ver a la Bienaventurada Virgen en ese estado. Estaba llorando y seguía llorando.

Se fue desconsolada, diciendo que solo con la oración y los sacrificios podemos consolarla).