martes, 24 de febrero de 2009

Martes de Carnaval - Mensaje de María Santísima - Fiesta del Santo Rostro de Nuestro Señor Jesucristo

Mis hijos, hoy conmemoran la Fiesta del Sagrado Rostro de mi Hijo Jesús que yo y Él pedimos a mi querida pequeña hija María Pierina de Micheli, en Italia.

Con esta Fiesta, Nuestro deseo fue llamar a todo el mundo al amor, a amar a mi Hijo Jesús, a amarme a Mí, porque reparar el Sagrado Rostro no es más que amar este Rostro, que darle lo que tanto desea y ansía: AMOR!

Solo puedo reparar verdaderamente el Sagrado Rostro el día que renuncian a ustedes mismos, a su voluntad. Morir a ustedes mismos para poder hacer la voluntad de este Rostro que les dice: "hagan mi voluntad porque hacer mi voluntad es amarme y amarme es darme todo!

Amen el Sagrado Rostro de Jesús buscando este en cada momento de su vida, es decir, haciendo la voluntad de mi hijo Jesús en cada momento de su vida con perfección, con amor, renunciando a ustedes mismos y siguiéndolo llevando su cruz cada día con fe, esperanza y amor.

Amen el Sagrado Rostro de mi Hijo Jesús, muriendo a ustedes mismos, negándose lo que su naturaleza corrupta reclama, para que sus almas, libres de todo apego a la tierra, puedan finalmente amar este Rostro con todas sus fuerzas sin demora, sin ningún obstáculo o interrupción.

Amen el Rostro de mi Hijo Jesús, amándolo porque el amor es la oración más pura que mi Hijo les pide y nadie puede amar a mi Hijo perfectamente mientras continúen amándose más que a Él, y prefiriéndose a Él.

Nadie puede amar a mi Hijo hasta que muere.

A menos que el grano de trigo caiga a la tierra y muera, no puede dar fruto, es decir, hasta que el alma muere a sí misma, no puede dar ningún fruto de amor.

Pero si el alma muere a sí misma, si el grano de trigo cae a la tierra y muere allí, producirá mucho fruto, cien por uno, mil por uno!

Por eso, mis hijos, los invito. En este TIEMPO SANTO DE PENITENCIA a finalmente buscar el amor verdadero, a buscar dar a mi Hijo ese amor verdadero que Él desea de ustedes!

Usen la Medalla del Santo Rostro de mi Hijo Jesús. Esta Medalla la pedí para que todo el mundo pudiera amarlo, contemplarlo y finalmente entender que el Rostro de mi Hijo Jesús, desfigurado a tal punto por amor a ustedes, no quiere nada más de ustedes que amor.

Este Rostro que en la cruz dijo, "¡Tengo sed!" continúa diciéndoles, "¡Tengo sed, denme de su amor. Denme de su amor puro, desinteresado, fiel, constante y libre de todo afecto de criaturas.

Den este amor a mi Jesús, y entonces un día tendrán la gracia de ver este mismo Rostro sonriéndoles en los esplendores del Paraíso, y junto con el Suyo, también verán sonriéndoles, el Rostro de su Madre Celestial porque esta Madre no desea nada más que ver en ustedes, creciendo día a día la llama del amor verdadero.

Los bendigo mis hijos, y ustedes o mi paz. Permanezcan en la Paz del Señor. Marcos Paz. ¡Los amo!"