domingo, 29 de mayo de 2011

Mensaje del Santo Ángel Triniel

Marcos, ¡la Paz! Soy el ÁNGEL TRINIEL, YO vengo del Cielo para bendecirlos a todos y para decir a sus corazones: ¡Paz, paz y más paz! Que nada perturbe su paz. ¡Recen! Porque su oración los conduce al triunfo de la paz. Su oración conduce a la paz en el mundo. Su oración conduce a toda la humanidad a la paz.

¡Confíen, esperen y recen!

Ahora sufren, pero al final tendrán la victoria. Aquellos que siguen a la Virgen María en sus apariciones, obedeciendo sus mensajes, entrarán en la nueva era, el nuevo tiempo de paz que su Inmaculado Corazón ya ha preparado y pronto les traerá. Aquellos que la siguen son verdaderos hijos del Altísimo y entrarán en la tierra prometida, ese reino del Señor que ha sido preparado para los Santos, para los bienaventurados del Señor desde el principio del mundo.

YO, TRINIEL, los llamo a aumentar aún más su confianza en Nosotros, los Santos Ángeles. Vivan con nosotros para que en todo momento estén en oración con Nosotros, es decir, haciendo todo con Nosotros y a través de Nosotros al Señor. Así, Nosotros rezaremos, trabajaremos, actuaremos y haremos todas las cosas con ustedes, y así vestiremos sus obras de inmenso valor meritorio y sobrenatural, que ante el Señor serán muy agradables. También, todos los días queremos guiarlos y conducirlos cada vez más lejos, cada vez más alto en el camino de la santidad, para que cada día sus almas, sus corazones y toda su vida se conviertan en una oración continua e incesante y un acto de amor para el Señor, de expiación por los pecados del mundo con los que Él es ofendido y también de súplica por la conversión de los pecadores.

Deben tener en Nosotros esa confianza y docilidad que Tobías tenía por San Rafael el Arcángel, para que Nosotros los conduzcan por el camino seguro, en medio de este mundo traicionero y malvado, para que puedan llegar a la casa del Padre, regresar a la casa del Padre, en perfecta seguridad y con sus manos también llenas de grandes bienes espirituales, de grandes frutos para darle a Él!

Mis amados hermanos, YO, TRINIEL, rezo por ustedes todos los días incesantemente en el Trono del Señor y de María Santísima. Conozco sus sufrimientos, sufro por su sufrimiento y deseo mucho ayudarlos. Por esta razón, sin cesar de llamarlos, los invito a tomar el Rosario y a rezar cada vez más, porque es su oración la que conquista al diablo, al mundo y al pecado. Es su Rosario, su oración la que mantiene al mundo en marcha. Es su oración la que llega desde el Señor una lluvia de extraordinaria Misericordia todos los días para toda la tierra! Es su oración la que también llega a la justicia para los buenos, es decir, la liberación de la opresión de los malvados de este mundo. Por lo tanto, continúen rezando, mis queridos hermanos, porque su oración es la llave y fuente de todas las gracias, de todo bien.

¡Los amo mucho! Y desde hace mucho tiempo he cuidado de ustedes, rezo por ustedes, estoy con ustedes, los ayudo en su camino! No teman, cuando sufran, cuando tropiecen en sus pecados, siempre estoy listo para ayudarlos a levantarse, y si están tan heridos que ya no tienen la fuerza para caminar, los llevaré en mis brazos hasta que los entregue en los brazos de Jesús, María y José.

Así que vengan, vengan a mí sin temor! Porque los amo mucho y quiero ayudarlos mucho.

¡Paz! Los bendigo a todos y también los bendigo Marcos, los ayudo todo el tiempo, mi hermano más devoto y amigo más querido mío. Los bendigo, los bendigo a todos. Les dejo la Paz, la Paz del Señor, la Paz de María".