domingo, 2 de diciembre de 2012

Mensaje de Nuestra Señora

Mis amados hijos, hoy, cuando ya están celebrando la fiesta de mi pequeña hija Bárbara, SANTA BÁRBARA, vengo de nuevo a traerles la Paz y a llamarlos a la verdadera santidad que agrada a Dios que es el Amor en perfección que Él desea de todos ustedes y en todos ustedes.

¡Amor Amor! Amen al Señor que es el Amor Mismo con todo su corazón, dándole toda su vida a Él como lo hizo mi pequeña hija Bárbara. Dejándose guiar por Él, por el Espíritu Santo, a lo largo de los caminos de santidad, de perfección, de justicia, de pureza, de caridad de generosidad, para que de esta manera su vida pueda ser cada vez más como la vida de mi pequeña hija Bárbara, un jardín de santidad donde todas las flores de las virtudes crezcan y todo perfume con el suave olor de la perfección y del amor divino.

¡Amor Amor! Amen al Señor con todo su corazón, testimoniando con valentía, fidelidad y perseverancia a la fe como lo hizo mi pequeña hija Bárbara sin temer a los malvados ni avergonzarse ante aquellos que son contrarios a Cristo y a Su amor. Para que su vida, siendo siempre un reflejo de la vida de mi pequeña hija Bárbara, se convierta en un himno vibrante de amor para el Señor para que toda la humanidad pueda oírlo, pueda unirse a ustedes, y en un coro todos puedan cantar el mismo himno de amor al Señor viviendo en Su amor, sirviéndolo y adorándolo con todo su corazón.

La llama del amor divino de la que mi pequeño hijo Marcos les habló tan hermosamente antes en el Cenáculo de hoy, fue lo que movió a mi pequeña hija Bárbara cada vez más, cada vez más alto en la alta montaña de la santidad. Si tienen esta llama dentro de ustedes también los moverá cada vez más, cada vez más alto, buscando cada vez más la perfección espiritual que Dios desea de todos ustedes y de cada uno de ustedes.

Con esta llama podrán hacer todo. Podrán dar todo al Señor, dejar todo por Él y lograr todo con Él. Cuando el alma está llena de esta llama de amor, prácticamente vuela como águilas en busca del sol, en busca de la voluntad del Señor, en busca del cumplimiento y la realización de Su santo plan. Cuando el alma tiene esta llama no se contiene, sino que siempre busca agradar a Su amado, agradar a Jesús y buscar en sí mismo y en los demás todo para cambiar por amor de Él, todo para transformar y todo para purificar y perfeccionar para ofrecerle como un precioso regalo a Su Sagrado Corazón.

Cuando el alma tiene este verdadero amor, nunca, nunca se cansa y no cansa a los que le rodean porque el amor lo hace cada vez más combustible para sí mismo y para los demás para caminar, para crecer cada vez más en el verdadero amor de Dios.

Yo, su madre y la Reina de todos los Santos, les digo, imiten a mi pequeña hija Bárbara y se convertirán en grandes santos como ella. Imiten su amor y serán gigantes en el verdadero amor por Dios. Síganla en el camino del verdadero amor y un día ustedes también estarán a su lado en medio de los Serafines más altos, más puros y más sublimes del Paraíso cantando las glorias de la Santísima Trinidad.

Continúen con todas las oraciones que les he dado aquí. Estas oraciones tienden a conducirlos al verdadero amor, y si ponen en práctica todo lo que contienen en ellas, verdaderamente conocerán el amor divino, crecerán en este amor y se convertirán en grandes santos.

En este momento los bendigo a todos a través de mi pequeña hija Bárbara y especialmente los bendigo a ti Marcos que aman tanto a esta querida hija mía y que durante veinte años ha estado difundiendo la verdadera devoción a ella a través de la palabra y el ejemplo y también bendigo este lugar santo que es tan amado de mi Inmaculado Corazón y amado por todos los Santos y Ángeles del Paraíso.

A todos en este momento les dejo la Paz. Y también a ti Marcos, el más esforzado de Mis hijos y el verdadero devoto de mi pequeña hija BÁRBARA".