Mensajes a los Hijos de la Renovación, EEUU
domingo, 18 de diciembre de 2016
Capilla de la Adoración, 4º Domingo de Adviento

Hola queridísimo Jesús, siempre presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Creo en Ti, Te adoro y Te alabo. Gracias por hacer posible que estemos aquí contigo, Señor. Te amo.
Jesús, ¿tienes algo que decirme hoy?
«Sí, hija Mía. Sigo llamando a Mis hijos para que vuelvan a Mí y se aparten del pecado. Nunca me impaciento. Mi Padre también llama a Sus hijos. Preparad el camino del Señor, Hijos de la Luz. Preparad vuestros corazones. La gran fiesta de Mi Encarnación está próxima. Abridme vuestros corazones. El pequeño Rey niño os espera. Hijos, los Reyes Magos vinieron a verme y traían regalos. Mi Padre me envió al mundo. Yo soy Su regalo para vosotros. Sus corazones estaban llenos de asombro (los reyes magos), admiración y gratitud y, por eso, querían darme algo de valor y, en aquellos días, el oro, el incienso y la mirra eran de gran valor. Eran regalos para reyes. El mayor regalo que Me trajeron, fue el regalo de sus corazones abiertos. No sólo sus corazones estaban abiertos, sino que estaban llenos de amor. Estos hombres eran humildes. Los pastores eran humildes. ¿Ves que Me complacen los corazones abiertos, humildes y llenos de amor? Por eso Mi Padre dispuso que los pastores y los sabios Me dieran la bienvenida en la Tierra, porque corazones como éstos Me deleitan. Hijos míos, no os agotéis con compras y adornos interminables. Lo que quiero son corazones puros, llenos de amor. Emuladme. Nací en una familia sencilla según los criterios mundanos y, sin embargo, fui rico gracias al amor, la pureza y la santidad de Mis padres. Esto es lo que quiero que sean todos los que son padres. Emulad a la santa y pura Virgen María y a Su castísimo esposo, José. ¿Los dones que Me dieron? Amor, protección, seguridad, vidas vividas en obediencia al Padre, alegría, paz y, de nuevo, amor. Meditad sobre esto, Hijos Míos de la Luz. Esto es lo que debéis dar a vuestras familias y al mundo. Rezad mucho hijos Míos para preparar vuestros corazones para Mi venida y éste será un tiempo muy especial para vosotros, de verdad.»
«Para aquellos de Mis hijos que estén solos durante esta gran fiesta, tened la seguridad de que no estáis realmente solos. Os enviaré una guardia de honor de ángeles. Alegraos y regocijaos, hijos Míos, porque estaréis en compañía de ángeles. Dadles vuestros saludos y ellos los entregarán directamente a Mí. Piensa en lo que puedes hacer por los demás si estás solo. Pide a tu ángel de la guarda que te ayude. Hay otros que están en peores circunstancias, te lo aseguro. Reza por ellos. Pasa el día rezando, si tienes este lujo, pues todo el Cielo se alegra y escucha las oraciones de Mis hijos fieles. Vuestras oraciones son como luz y música hermosas que ascienden al Cielo. Medita sobre Mi nacimiento y las circunstancias que soportamos Mis santos padres y Yo. Hijos míos que estáis solos y os sentís solos, Yo, vuestro Jesús, os comprendo. A menudo me sentí solo, especialmente durante Mi agonía en el huerto y fui traicionado por Mis amigos. Fui traicionado por aquellos a los que curé. Fui golpeado, maltratado y despreciado durante Mi pasión. Hijos Míos, os aseguro que no hay sentimiento o emoción que experimentéis desde las profundidades de la tristeza, la soledad y la pérdida, que Yo no haya experimentado. Me identifico con vosotros, hijos Míos, en todas vuestras pruebas. Permitid que estas pruebas sean el instrumento a través del cual os identifiquéis conmigo, vuestro Jesús. Ofrecedme vuestro sufrimiento. ¿Tienes frío y miedo? Yo tuve frío y miedo. ¿Te sientes pequeño y desapercibido? Yo era pequeño y a menudo pasaba desapercibido. ¿Te sientes indefenso? Vine a la Tierra por amor a ti, como un bebé, indefenso y frío. ¿Lo has perdido «todo»? Dejé el Cielo, la riqueza del Reino de Mi Padre y vine a la Tierra como un pobre niño de condición humilde. Vaciaros, como Yo Me vacié. Vacíaos y Yo os colmaré de Mi gracia. Os aseguro Mi amor. Os doy el amor de Dios, hijos Míos. Éste es el mayor de todos los dones y os lo doy libremente. Alegraos y regocijaos. Cuando lleguéis al Reino de Mi Padre, nada os faltará. Yo estoy con vosotros. Mi Espíritu Santo está contigo. Mis santos ángeles están contigo. Sólo tenéis que invocar a Mi Madre y Ella estará con vosotros. Sed personas de alegría. Sed personas de amor, de misericordia y de paz. Éste es el regalo que podéis hacerme. Dadme vuestros corazones llenos de amor».
Gracias por Tus palabras de vida, Jesús. Tú eres la Palabra de Dios. De Tu boca sólo sale la verdad. Tú eres la verdad. Tú eres luz. Tú eres el amor.
Señor, por favor, bendice y protege a (nombre oculto). Ayúdale a seguir siendo santo y puro. Gracias porque ha podido recibir su primera Reconciliación. ¡Estamos llenos de alegría, Jesús! Quédate con él, Señor. Ayúdale a tener siempre un corazón abierto, por muy mayor que sea.
«Hijito mío, yo estoy con él. Mi mano le guía».
¡Gracias, Jesús!
«Mi Madre le protege y Ella también está con él».
¡Oh, gracias, Señor Dios de los ejércitos! ¡Gracias!
«De nada, hija Mía. Dile a Mi pequeña (nombre oculto) que me entristece que haya sido víctima de un robo. No es ésa Mi intención y estoy disgustado con quien se llevó sus cosas. Estoy con ella. La quiero. Hace bien en rezar por quien le hizo daño. Esto es muy agradable para Mí y para todo el Cielo. Su santa patrona está con ella de un modo especial, animándola a ser fuerte ante el mal y a luchar, como ha hecho ella, mediante la oración y el perdón. Confía en Mí, hijita Mía. Con el tiempo, verás que Yo te he sacado adelante. Yo también estoy triste, Mi (nombre oculto). Eres inocente y tienes un corazón infantil. No es Mi Voluntad que Mis hijos se quiten unos a otros. No es Mi Voluntad que tengáis tal sensación de desasosiego cuando vais por la vida y os preocupéis de que alguien os haga daño o os robe. No tengáis miedo, hijos del Dios Vivo. Es Mi adversario quien quiere que tengáis miedo. El miedo no procede del Señor, vuestro Dios; sólo la confianza, la paz, la misericordia y el amor. Pequeña Mía, (nombre omitido), permíteme abrazarte y llevarte. Todo irá bien, hija Mía. Confía en Mí. Camina en la fe. Camina en la esperanza. Permite que tu sonrisa vuelva a calentar los corazones de los demás. Muestra a los demás lo que es confiar en Jesús, especialmente en tiempos de adversidad. Yo soy tu Rey, tu Padre, tu Amigo, tu Redentor y te elegí, te creé y te amo. Quédate en paz, descansando en Mi amor. Yo me ocuparé de todo. Soy un Padre bueno y un Padre bueno proporciona todo lo necesario a Sus hijos. Descansa en esto, hijita Mía. Yo estoy contigo».
¡Gracias, Jesús! ¡Gracias!
«De nada, hija Mía. Confía en Mí. Todo irá bien. Estoy contigo y con tu familia. Estad en paz. Gracias por hacer lo que has podido para ayudar».
Por supuesto, Señor. No he hecho nada. Ojalá pudiera hacer más.
«Acompañaste a quien estaba herido y mostraste preocupación y amor. Esto es lo que te pido, hija Mía. Esto es lo que pido a todos Mis hijos. Sed amorosos con los necesitados. Sé compasivo. Haz lo que puedas y reza para que Yo haga el resto. Trabajamos juntos. Hijos Míos, Yo no me siento en Mi trono del Cielo y os observo como si fuera deporte. Camino con vosotros. Espero a que pidáis Mi ayuda y entonces acudo a vosotros inmediatamente para ayudaros. Te doy gracias para que respondas mejor a una situación como debe hacerlo un hijo Mío. Te doy perspicacia y sabiduría para resolver tus problemas. Cuando rezas, te doy gracias de guía. Siento los dolores que sentís, hijos Míos. Estoy verdaderamente con vosotros. Estad en paz. De este conocimiento, debe fluir la gratitud, la alegría y el amor hacia Mí, vuestro Dios. De este amor, permitid que fluya el amor por vuestros semejantes. A partir de esto permite que los actos de bondad se dirijan a los demás. Llévales Mi paz y Mi alegría. Hazlo todo por Mí, tu Jesús. De este modo, el Reino de Mi Padre reinará en los corazones de los hombres. Imita a Mi Santa Madre María. Ella instruye a quienes piden Su guía. Haced lo que Ella os diga, pues Ella es el modelo perfecto de todo lo bueno. Sed como Ella. Sed como Mi Santísima Madre María».
Gracias, Jesús. Aspiramos a ser como Ella, pero yo me quedo muy corta. Sé que no puedo hacerlo con mis propias fuerzas. Es imposible. Lléname de gracia, Señor. Gracias por venir al mundo para salvarnos. ¡Alabado seas, Jesucristo! (Se omiten las peticiones personales.)
Jesús, gracias por cada miembro de mi familia y de la familia de (nombre omitido). Por favor, protégenos, Señor. Trae de vuelta a Ti a los que están fuera de Tu redil. Rezo especialmente por los miembros de mi familia que están fuera de la Iglesia, y también por mis amigos. Por los que están lejos de Tu amor, Jesús, tráeles una experiencia de Tu amor. Abre sus corazones a Ti, Jesús. Te pido por los que van a morir esta noche, Señor. Dales el don de la fe y la contrición por sus pecados para que puedan unirse a Ti en Tu Reino. Señor, que muchas, muchas almas se conviertan y conozcan Tu amor en esta Navidad. Madre Santísima, ayúdanos a ser testigos del amor de Cristo ante los demás; así como Tú viviste una vida de discípula perfecta, que nosotros hagamos lo mismo. Ayúdanos a ser instrumentos de Dios; ayúdanos a decir «sí» a Dios como Tú dijiste «sí» al ángel Gabriel.
Señor, Tú conoces todas las preocupaciones y cargas de mi corazón. Sabes cuánto anhelo que mis hijos caminen contigo cada día y que (nombres ocultos) se bauticen. Por favor, haz Tu santa Voluntad en sus vidas. Señor, rezo por el colegio electoral que se reúne mañana. Por favor, envía a Tu Espíritu Santo para que les guíe y dirija. Protégeles de los planes del maligno. Dales paz mental y claridad. Dales un juicio recto. Por favor, protege a nuestro recién elegido Presidente y a su familia. Ayúdale a recurrir a Ti, Señor, para obtener las respuestas y las decisiones que debe tomar. Protégele del mal y de los que quieren descarriarle. Que siga Tu Voluntad, Señor, en todas y cada una de las decisiones que tome. Guíale, guárdale y dirígele, Señor y ata los planes malignos para nuestra nación, que pertenece a Tu Santa Madre María. Frustra sus malvados intentos, Jesús. Llévales la confusión, Señor. Que sus planes de maldad se conviertan en Tus planes de bien. Señor, Jesús, confiamos en Ti. Corazón Inmaculado de María, patrona de los Estados Unidos, trae Tu manto de protección y cúbrenos. Ayúdanos a ser pacificadores y no belicistas. Ayúdanos a mostrar una vez más al mundo el ejemplo de un país que ama y sirve a Dios Todopoderoso. Únenos bajo Tu manto, Madre querida. Ayúdanos a comportarnos como Hijos de la Luz. Ayúdanos, dulce Virgen María, Madre nuestra. Ayúdanos. Señor, gracias por seguir bendiciendo al mundo a través de las apariciones diarias de Tu Santa Madre María. Gracias por darnos las palabras que Ella trae del trono de Dios. Danos las gracias necesarias para responder a Sus mensajes. Ayúdanos a ser apóstoles de Jesús y de María y danos Tu luz, amor y paz para que podamos llevarte en nuestros corazones como María te llevó en Su vientre cuando saludó a Isabel. Que Te llevemos en nuestros corazones a todos los que encontremos. Jesús, salva a las almas y haz que pronto reine el Corazón Inmaculado de Nuestra Señora. Gracias, Señor, por escuchar mi oración y las oraciones de todos Tus hijos. Eres muy bueno y mereces todo nuestro amor.
«Gracias, corderito mío, por tu amor y adoración. Estoy contigo y te doy gracias para que crezcas en santidad. Continúa volviendo al pozo, a los Sacramentos, donde te refresco y te limpio. Yo te amo. Ve en paz, hija Mía. Os bendigo a ti y a Mi hijo (nombre oculto) en nombre de Mi Padre, en Mi nombre y en nombre de Mi Espíritu Santo. Sé amor. Sé misericordia. Sé alegría. Sé paz para los demás. Estoy despertando los corazones de la humanidad. El mundo se está preparando para el Triunfo del Corazón de Mi Madre. Animaos, pero permaneced despiertos y alerta. Guardaos mediante el rezo del rosario, la Coronilla de la Divina Misericordia y los Sacramentos. El mal acecha, por eso debéis permanecer cerca de Mí. Yo os amo. Todo irá bien. Esperad Mi venida para reinar en los corazones de los hombres con gozosa esperanza. Preparad vuestros corazones, hijos Míos. Todo está bien. Comencemos».
¡Gracias, Señor! ¡Te amo!
«Y yo te amo a ti». (Sentí que Jesús sonreía. No puedo explicarlo. Es una sensación que tenía en el corazón y que me produce tanta alegría. Su sonrisa lo ilumina todo y hace olvidar todos los problemas y preocupaciones). ¡Alabado sea Dios, ahora y siempre!
Origen: ➥ www.childrenoftherenewal.com
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