Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
jueves, 8 de diciembre de 2016
Fiesta de la Inmaculada Concepción

(Marcos): Háblame Señor, que mi corazón se apague de añoranza por tus Palabras, que son maravillosas para mí. Que las medite noche y día y que reciba de ellas en mi alma todo el bien, toda la riqueza de tu amor y que me alimentes, alimenta mi alma con el pan de la verdad, con el pan del amor, con el pan de la gracia que me das de tus propias manos.
Mi alma como un desierto seco clama por tu palabra, ¡Abba Padre! Dame tu palabra, palabra que transforme mi alma en un oasis.
Que transforme mi alma en un jardín, donde todas las flores más bellas del amor perfecto, de la santidad exhalen para ti el perfume más precioso y te den también el nardo más rico en fragancias para honrar tu divinidad y glorificar tu Nombre ante todos los hombres y todas las naciones».
(Padre Eterno): «Queridos hijos, yo, vuestro Padre, vengo hoy, en la fiesta de mi Hija amadísima María, para bendeciros y deciros una vez más:
«¡María es Mi magna obra de Amor! María es Mi magna obra de Amor, pues Yo mismo la he hecho Mi primogénita, primogénita de toda la Creación.
Y en ella junto con Mi Hijo y para Ella fueron creadas y hechas todas las cosas. María como mi Mediadora estaba en mis pensamientos desde toda la eternidad y por amor a ella creé el mundo hermoso, perfecto lleno de los Dones de mi Gracia y de mi Amor, para que todo sirviera a ella y todo sirviera a mi hijo.
Por eso creé todo lo que existe con María en mi pensamiento y para María y de alguna manera también a través de ella, porque fue para que todo sirviera a ella, la Madre de mi Divino Hijo, que hice todas las cosas.
Esta ciencia es muy elevada y contiene en sí misterios inefables que no son comprensibles para aquellos que viven revolcándose en las cosas mundanas y no elevan su corazón hacia Mí, mediante una vida llena de ascetismo, oración, meditación y, sobre todo, amor.
Sólo a los puros de corazón, sólo a los que Me aman, a los que Me buscan de sol a sol, sólo a los que tienen hambre y sed insaciables de Mi Palabra y a los que Me aman de verdad con amor filial, revelo estas grandezas de María.
Y sólo a éstos son comprensibles estas grandezas, porque sólo ellos tienen ojos para ver. Como os dice Mi hijo y siervo Marcos, los ojos del cuerpo son inútiles cuando el alma está ciega.
Y cuando el alma quiere cegarse por el apego a las cosas terrenas y al mal, estos grandísimos misterios de María, mi Hija predilecta, no pueden ser comprendidos por ellos, ni siquiera observados.
Por eso, deseo que busquéis siempre conocer más las grandezas de María, los Privilegios con que la he dotado, porque conociéndola la amaréis más y amando más a María amaréis al fruto bendito de su vientre que es mi Hijo y quien ame a mi Hijo me amará a mí, porque Yo y mi Hijo Jesús somos uno en el Amor.
Sí, yo creé a María, María es la gran obra de mi Amor y en ella puse todo mi Amor, toda mi bondad, toda mi dulzura, para que a través de ella los pecadores se sintieran atraídos hacia mí y no tuvieran miedo de acercarse a mí.
Muchos me encuentran un Padre muy severo, un Padre justiciero y muy frío. Así que para deshacer este engaño creé a María para que todos, entonces, sintiendo la dulzura de María, sintiendo la bondad de María vieran que fui Yo quien lo hizo y la preparó.
Y que su bondad viene de Mí porque sólo Yo soy bueno y las criaturas que están unidas a Mí tienen Mi bondad y Mi amor. Y María, que salió de Mis Manos como criatura Santa e Inmaculada, tiene la plenitud de Mi bondad y de Mi Amor para dar a los pecadores.
Y entonces en ella los pecadores aprenden a amarme, vuelven a mis brazos y entonces Yo los salvo con mi amor paternal y misericordioso.
María es la gran obra de mi amor y por eso en ella he puesto toda mi sabiduría haciendo que tenga sed de sabiduría. Por eso verdaderamente todo hombre que se entregue a María será sabio, de su boca, de su lengua saldrán cosas admirables, un conocimiento muy elevado que en el mundo, por mucho que se estudie, no se podrá alcanzar ni comprender, no se podrá poseer esa sabiduría.
Todo hombre que se entregue a María se hará sabio hablando de cosas muy elevadas como si las conociera desde su nacimiento, hablará con belleza, hablará con fuerza, ungido, con el poder de mi espíritu.
Hablará con palabras llenas de fuego a las que las almas no podrán resistirse, y por eso se enamorarán de Mí y serán santas a Mi lado. Sí, el hombre que se entrega a María y vive con María a su lado, aprenderá poco a poco de esta sed la sabiduría, la sabiduría divina que es diferente de la sabiduría humana.
Y por esta razón, esa alma verdaderamente no sólo hablará, sino que hará grandes cosas con María y en María y las almas deslumbradas y encantadas con tal sabiduría que no es de la Tierra, sino que es Mía, y que sólo doy a los hombres a los que están bien unidos a Mi Hija, la Sede de la Sabiduría María.
Entonces conoceréis la verdad, seréis liberados por la verdad, salvados por la verdad. Y entonces viviréis verdaderamente una vida en santidad que Me complazca.
María es la gran obra de mi Amor y en ella he puesto verdaderamente toda la fuerza para fortaleceros en la lucha que tenéis que librar en esta vida. Toda la pureza para vencer toda tentación y toda impureza en tu vida.
En María he puesto todo el conocimiento, para que conozcas Mis Misterios, Mi Amor, y te adhieras verdaderamente a este Amor, te adhieras a este conocimiento, a este saber que viene de Mí.
En María he puesto toda la comprensión, para que no sólo comprendas perfectamente Mi Voluntad, sino que también la ejecutes perfectamente con la ayuda de la Virtud de la Fortaleza.
En María he puesto, finalmente, toda mi compasión para que en ella sintáis mi Amor, para que sintáis cuánto me compadezco de vosotros, hijos míos, tan insidiosos y amenazados por mi eterno enemigo.
Sí, en María tengo compasión de vosotros y por eso a través de María perdono siempre a los pecadores. No puedo ver que un pecador me pida perdón a través de María, a este pecador no siempre me resisto a perdonarle, le borro todas sus culpas, le doy un nuevo vestido de gracia, le abrazo y le declaro Mi hijo.
Por eso, pecadores, si queréis encontrar gracia ante Mí, venid a María que es vuestra Madre compasiva y en su compasión sentiréis la Mía. Y si de verdad os veo pidiendo perdón a María y con María no me resistiré, vendré a vosotros, os daré el abrazo de la paz y de la reconciliación, del perdón y del amor.
Y te daré un nuevo vestido de gracia y restauraré tu belleza primitiva cuando saliste de las fuentes del bautismo. ¡Oh, sí! Si vienes a mí por María, daré todo lo que moveré por ti.
María es la gran obra de mi amor y en todo lo que hoy tan bella, perfectamente os ha contado mi hijo y siervo Marcos sobre mi amadísima hija podéis ver cuánto soy santo, cuán perfecto soy, ¡cuánto soy verdaderamente tres veces santo!
Soy el Dios terrible y omnipotente que levantó esta montaña por encima de todas las demás montañas. En otras palabras, levanté a María por encima de toda la humanidad y de todas las cumbres de los santos que han existido en este mundo.
Para que en María, por encima de todo, en María vierais todos la munificencia de mi gran poder. Sí, en María, la gran obra de mi amor he realizado la obra más grande fuera de nuestra adorable Trinidad, el Hombre Dios, he realizado vuestra redención a través de este Hombre Dios, a través de María, la gran obra de mi Amor.
A través de su «sí» he realizado a lo largo de los siglos infinitas gracias y maravillas en tantos pueblos, naciones y tiempos. Y será también ahora cuando realice a través de María la obra final de mi poder que será el Triunfo del Corazón de mi Hijo y el Triunfo de su Corazón, transformando el mundo entero en nuestro Reino de Amor.
Estas Apariciones Aquí son la última gran obra de mi poder que realizo por María, como he dicho tantas veces aquí.
Aquí muestro no sólo la gloria de María y de mi Hijo, sino también mi revelación aquí con mis Mensajes para vosotros. He sido olvidado por vosotros durante mucho tiempo, durante toda vuestra vida Me habéis olvidado, Me habéis despreciado, no Me habéis hablado, no habéis hablado de Mí, no habéis tenido una vida de unión y amor por Mí, conmigo.
Pero ahora Aquí, en Mis Apariciones en Jacari, os he dado a conocer Mi rostro amoroso, os he dado a conocer el amor de Mi Padre. Te he hecho acercarte a Mi Amor a través de Mi Hora Santa que envié a Mi siervo e hijo Marcos para que hiciera por ti.
Y en ella puedes penetrar verdaderamente en el misterio de Mi Amor, puedes penetrar en el Amor de mi Corazón de Padre por ti y puedes vivir verdaderamente una vida verdadera en Mí.
Aquí comprendes lo que es vivir en Mí y lo que es dejarme vivir en ti y por eso esta obra maravillosa, que si no fuera por Mis apariciones aquí con María, morirías sin conocer. Esta obra maravillosa, esta vida maravillosa, esta gracia maravillosa, este amor que llena tu corazón y te transforma verdaderamente en Mi morada.
Todo esto es la gran obra de Mi Amor que os doy a conocer Aquí con María, porque os amo tanto.
Yo soy Amor y vengo aquí a revelar mi Amor a María y a través de María, a través de mis Santos en los que siempre he impreso mi Gracia y siempre he manifestado mi gran poder y amor.
Aquí, verdaderamente, conocéis Mi Rostro, venid hijos Míos, venid porque quiero salvaros. Venid, no tengáis miedo, no quiero condenaros, quiero perdonar, amar, salvar.
Venid hijos Míos, dadme vuestros corazones tan empobrecidos y miserables por vuestros pecados y Yo los enriqueceré.
Venid, dadme vuestros corazones tan fríos y duros y Yo los calentaré en las llamas de mi amor eterno. Venid hijos Míos, entregaos a Mí con vuestra vida y todo vuestro corazón, y entonces haré en vosotros las maravillas de Mi Amor.
Y os daré verdaderamente gracia sobre gracia. Oh! continuad rezando el Rosario de María, porque a través de él os doy todas las gracias de mis manos.
El Rosario tiene un poder casi absoluto e infinito sobre Mí, no puedo resistirme, no puedo negar nada al alma que Me pide el Rosario de María, porque Me pide por Ella, con Ella y en Ella que es la gran obra de Mi Amor, que es mi hija predilecta y querida primogénita.
Y por eso digo A quien Me pida el Rosario de María y lo rece con amor a Mí, a Mi Corazón y en Mi Nombre, no le negaré nada, nada de lo que Me pida.
Porque el Rosario de María toca Mi pecho, toca la fibra más profunda de Mi corazón en la que está escrito el Nombre de María toca la fibra en la que está escrito el nombre de Mi Hijo Jesucristo y por eso, pidiéndome a María, nada, nada puedo negar, no puedo resistir El Rosario Me desarma. Si estoy enfadado contigo y con el mundo, el Rosario desarma Mi Justicia.
Por eso donde se rece el Rosario no caerán los castigos y Mis Gracias bajarán allí con Mis Ángeles para colmaros de todos Mis bienes hasta que digáis: verdaderamente el Señor es bueno y misericordioso, el Señor salvó Mi vida, el Señor es Mi baluarte, Él es Mi escudo con Él nada temeré y Le seguiré, serviré todos los días de Mi vida. Él hace rebosar mi copa y derrama aceite perfumado sobre mi frente.
Sí, donde se rece el Rosario de María habrá tantas gracias que verdaderamente allí todos Mis hijos vivirán una vida plena y abundante como Mi hijo quería y como Yo quería a través de él. Y Me alabarán, bendecirán Mi nombre, conocerán Mi rostro, serán Mi pueblo santo y Yo seré su Dios.
Hoy, el día en que Yo, mi Hijo, y el Espíritu Santo creamos a María la gran obra de nuestro Amor, os lo digo de verdad: Mi mirada estaba todo el tiempo sobre ti Aquí, mi mirada bebía cada palabra que mi hijo Marcos decía sobre mi amadísima hija María.
Mi corazón se agitaba, exultante de alegría, porque Él exaltó a María como Él exaltó me dio honor, gloria y alabanza. Porque María hace esto, por Ella recibo toda la satisfacción, todo el retorno de mis gracias, de mis obras, de las maravillas que obro.
Y hoy a través de Ella recibo de vosotros Aquí el gran retorno, la satisfacción y la gloria por la gran obra que he creado que es María.
Por eso hoy he sido glorificado como nunca y por eso hoy las puertas del infierno se han cerrado, nadie ha sido condenado, las puertas del purgatorio se han abierto y muchísimas almas han salido de esas llamas y ya están ante Mí gozando de Mi gloria y de Mi felicidad eterna. Y por eso también he derramado aquí sobre vosotros una lluvia invisible de grandes y grandísimas gracias.
Sobre todo, sobre ti, Mi amadísimo hijo Carlos Tadeo, sí, hoy he derramado sobre ti grandes gracias. Tu venida, tu presencia Aquí ha dado gran alegría, gran consuelo a mi Corazón, gran alegría.
Sólo tienes que respirar para darme alegría, para darme satisfacción y contento. Porque vives unida a María, porque también vives unida a mi siervo amado, a mi hijo amadísimo Marcos, a quien elegí para hacer mis maravillas a través de él Aquí para la salvación del mundo.
Porque nos sirves con tanto amor y obediencia tu vida se ha convertido en sí misma en un himno de satisfacción, propiciación, expiación, adoración y alabanza a Mí. Con tu venida aquí sacas de mi corazón muchas espadas místicas de dolor que el mundo aferra con sus pecados cada día.
Y hoy os digo de verdad Por vuestra obediencia y fidelidad a María y a Mí bendigo vuestra tierra, bendigo también a este país, bendigo a muchas naciones del mundo.
Y sobre muchas de ellas hoy desenvainaré la espada del Castigo que pendía, derramaré una gran lluvia de gracia y enviaré a Mis Ángeles para que marquen con el signo de la salvación en sus frentes, las almas de tantos hijos Míos, para que se salven de verdad.
Tu elevación, tu ascenso a la santidad ha obtenido de Mí muchas gracias por los méritos de las buenas obras que has hecho. Y tu vida y tu oración, que también encantan a mi Corazón y a las que no puedo resistirme, estas oraciones y buenas obras tuyas atraen de Mí la Gracia, la Salvación y la Misericordia.
Debes estar contento, hijo, porque verdaderamente tu nombre no sólo está escrito en el Corazón Inmaculado de María, sino que también está escrito aquí, aquí en mi manto, aquí cerca de mi corazón paterno.
Y este nombre que está escrito aquí no permitiré que lo borre el enemigo, no permitiré que lo borre el mundo. Y cada vez que mi Divino Corazón Paterno palpite de amor, te liberará una gracia.
Y por eso también cada domingo a mediodía recibirás una bendición especial de Mí. En ese momento descenderé con muchos Ángeles hasta ti para bendecirte y darte gracia sobre gracia y bendición sobre bendición.
Tu «sí» a María, tu «sí» aceptando la misión que Ella te ha confiado ha dado a mi Corazón de Padre, gran gloria, gran honor, gran alabanza. Persevera, porque a través de ti también mostraré a muchos de mis hijos cuán grande es mi Amor de Padre, cómo quiero salvarlos, cómo quiero beneficiarlos y en ti muchos de ellos comprenderán un poco cuánto soy un Padre amoroso, cuánto quiero a todos mis hijos y cuánto quiero tener a mis hijos siempre conmigo en alegría, armonía y Paz.
Persevera en tu camino que te llevará a un hermoso hogar aquí en Mi casa del Cielo. Tienes en la Tierra a María, tu tesoro, también tienes Su mayor tesoro, que te he dado como hijo espiritual, para que te aconseje, te ayude, te anime, te proteja y también te guíe.
Para guiarle cada vez más por el camino de la santidad hacia Mí, hacia la perfección que espero y quiero de Él. Así que adelante, Yo estaré contigo, no temas nada, Yo soy quien lucha por ti.
De hecho, la lucha que emprendes es Mía, más Mía que tuya y, por tanto, lucharé por ti, lucharé en ti.
Sobre ti también descienden ahora las más copiosas bendiciones de mi Corazón de Padre, no puedo explicarte ahora cuánto bien has hecho al mundo y a todas las almas que te asistieron y te escucharon.
Cuánto bien has hecho al revelarles más profundamente los Misterios de María, la Gran Obra de mi Amor y complemento de la Trinidad Adorable, de nuestra Trinidad.
Sí, has hecho que las almas la amen, se enamoren de Ella y no deseen otra cosa que Ella en esta vida y que vengan a Mí por Ella. Por eso, hijo mío, Benjamín mío, mi predilecto.
Has dado gran gloria a Mi Corazón. Y verdaderamente glorificaste Mi Nombre glorificando la obra más perfecta y pura que salió de Mis Manos, así que hijo, descansa feliz hoy porque hiciste una cosa hermosa, una obra hermosa.
Verdaderamente has hecho resonar el canto de Amor de tu corazón por María en miles de corazones de todo el mundo, y este canto también los ha abrasado de amor por María, los ha abrasado de amor por Mí, que la he hecho y preparado tan perfecta para vosotros.
Sí, hijo, sigue, sigue, cada vez más arriba, acércate a Mí, cuanto más subas más misterios de Mi Gran Obra te revelaré, cada vez más Mis Secretos conocerás y cada vez más te confiaré y harás cosas cada vez más grandes.
Tú eres mi siervo predilecto, mi hijo amado en quien pongo mi complacencia, feliz aquel que te escuche, porque escuchará a María y escuchando a María me escuchará a Mí.
Y a todos estos mis amados hijos que se han consagrado contigo y han entregado su vida a María, aquí sobre ellos pongo ahora mis divinos ojos de Amor.
Sobre ellos derramo Mis gracias y sobre todos Mis hijos que han venido hoy a alabar y honrar la Gran Obra de Mis Manos bendigo ahora con Amor generosamente desde Nazaret, Jerusalén y Jacareí».
(María Santísima): «¡Hijos míos, Yo soy la Inmaculada Concepción, Yo soy la Madre de la Gracia, Yo soy el complemento de la Santísima Trinidad!
«Sí, la Santísima Trinidad Me amó tanto que hizo Su completo universal y por eso a través de Mí obró la mayor maravilla fuera de la Trinidad, un Dios Hombre y a través de Él vuestra redención.
La Santísima Trinidad también Me hizo Su complemento en las operaciones dentro de la Trinidad. Por tanto, todo el amor, toda la gloria y todos los bienes de gloria y divinidad que las Personas Divinas se comunican felizmente entre sí, también Me han hecho partícipe de estos bienes.
Para que las Personas de la Trinidad pudieran amarme mejor y Yo pudiera amarlas también. Y también, allí, en ese consistorio divino, pude servir, glorificar, adorar y amar verdaderamente, de un modo casi incomprensible para vosotros, a las tres Personas de la Adorable Trinidad.
Soy la Inmaculada Concepción, soy la Madre de la Gracia, soy la Fuente de la Gracia, como os dijo mi hijo Marcos, ¡soy la Gracia, soy la Belleza, soy la Paz, soy la Pureza, soy el Amor!
Porque viví profundamente unida a Dios, inmersa en la trascendencia Divina, porque fui hecha complemento universal de la Santísima Trinidad, Dios me llenó de tanto Amor que me convertí verdaderamente en Amor, Madre del Amor hermoso fuente de Amor, sedienta de Amor y verdaderamente fuente de Amor, fuente de Gracia.
Por eso, todos vosotros, hijitos míos, que queréis Amor venid a Mí, porque Yo soy Amor y puedo dar el Amor de Dios en el que vivo completamente inmersa en Su trascendencia.
Vosotros que queréis la Paz, venid a Mí, Yo Soy la Paz y os daré la Paz.
Todos vosotros que queréis la pureza, que queréis la gracia, o cualquier otra virtud venid a Mí, Yo os daré todo esto, porque Yo soy una fuente prácticamente inagotable que mana continuamente el agua de la gracia del Señor.
Aquel río que el Apóstol vio brotar justo en el centro de la Jerusalén celestial y que con sus aguas llevaba vida por donde pasaba, era una figura de Mí mismo. Yo soy el río de la gracia, Yo soy el río del Amor que lleva la gracia y el Amor del Señor a toda alma que lo necesita y tiene sed, lo necesita.
Venid a Mí todos vosotros, hijos Míos, que queréis la paz y Yo os la daré. Porque Inmaculada y libre de toda mancha de pecado original, puedo conceder todas y cada una de las gracias del Señor, a quien quiera y como quiera.
Y como complemento de la Trinidad, el Señor puede obrar y obrará todas Sus maravillosas gracias por Mí, conmigo y a través de Mí siempre a todos Mis hijos que se dirijan a Mí con confianza.
Yo soy la Inmaculada Concepción, Yo soy el Amor, y por eso quien quiera conocer el Amor Divino, sumergirse en él, beberlo, saciarse, llenarse de él, viene a Mí, que verdaderamente lo tengo en plenitud y puedo dárselo a toda alma que Me pida este Amor.
Venid a Mí hijitos y os mostraré verdaderamente cuán grande es el amor de este Dios, que enamorado de vosotros Me ha enviado Aquí y durante estos 25 años, a través del hijo elegido que Mi propio Corazón ha amado y elegido, os he mostrado a todos cuán grande es este Amor de Dios.
Os he mostrado cuán grande es el Amor Apasionado de este Padre, que ha sido olvidado, despreciado por vosotros. Pero, que ha venido aquí para mostraros Su Rostro compasivo y misericordioso.
Y para deciros Venid a Mí todos los que tenéis hambre, hambre de Amor, y Yo os saciaré. Venid a Mí todos los que tenéis sed, sed de Gracia y de Verdad, y Yo os saciaré.
Venid a Mí todos los que estáis perdidos y miserables y Yo os enriqueceré, os tomaré en Mis brazos y os colmaré de Mi Amor y Mis favores.
Venid a Mí, que soy la fuente del Amor y Yo, hijos Míos, os conduciré a Dios, os uniré a Él y entonces seréis una llama de amor con Él.
Viviréis en Él y Él vivirá en vosotros, os enseñaré a permanecer en Dios permaneciendo siempre confiados en Él, totalmente entregados y consagrados a Él, dependientes de Su Amor y viviendo cada vez más una vida de amor filial hacia Él.
El Padre me envió aquí para enseñaros a amarle con este amor filial, y por eso he prolongado Mis apariciones durante tantos años, para enseñaros este amor verdadero que os llevará verdaderamente a trascender el mundo, a trascender las cosas transitorias y a alcanzar verdaderamente la unión perfecta y definitiva con el Padre.
Yo soy la Inmaculada Concepción, Yo soy el Amor y por eso, hijos Míos, os digo: Venid a Mi Corazón Inmaculado y llegaréis al Amor, que es Dios, que vive en Mí, que reina en Mí y que habitó en Mí no sólo en el alma, sino también en mi cuerpo, haciéndome Su morada y convirtiéndose Él en Mi Hijo.
Venid a Mí y llegaréis al Amor, venid a Mí y llegaréis al Amor, venid a Mí y entonces poseeréis el amor que vive en Mí, que es Jesucristo nuestro Señor.
Quiero que sigas rezando Mi Rosario cada día, cada Rosario que reces borra para ti muchos años de Purgatorio. También borra muchas manchas de pecados que hay en ti, cada Rosario que rezas disminuye el poder de Satanás sobre ti y sobre las personas que te rodean.
Cada Rosario que rezas disminuye, rompe el poder de Satanás en el mundo. Cada Rosario que rezas apresura el Triunfo de mi Corazón y la derrota definitiva de Satanás.
Cada Rosario que rezas lleva muchos rayos de luz al Cielo llevando consigo muchas almas y hace descender muchos rayos de luz del Cielo a la Tierra trayendo muchas gracias del Señor.
Cada Rosario que rezas aumenta para ti los grados de gloria en el Cielo y también los grados de santidad en la Tierra, haciéndote más bella, más pura, más inmaculada, más santa y agradable al Señor. Así os haréis merecedores de nuevas gracias y esos méritos impulsarán y atraerán hacia vosotros esas nuevas gracias del Señor.
Cada Rosario que recéis hace verdaderamente aumentar el goce accidental de los Ángeles y de los Santos en el Paraíso, el Paraíso mismo centellea, brilla más, las cavernas del infierno tiemblan y sobre toda la tierra derramo el suave perfume de Mi pureza inmaculada desde el Cielo.
Hijo mío, mi amadísimo hijo Carlos Tadeo, ayer debía darte el Mensaje, pero estabas de camino, ahora aquí está el Mensaje que te prometí mensualmente:
«Mi muy amado hijo, estoy tan feliz contigo, no puedes imaginar cuántas espadas de dolor has sacado de mi Corazón durante todos estos meses que has intensificado mis Cenáculos.
Tampoco puedo expresarte cuánto, cuánto te agradezco todo lo que has hecho por Mí. Sobre todo, por todo lo que has sufrido para transformar la plaza donde estoy en tu ciudad en la Plaza de Nuestros Tres Sagrados Corazones.
Ah hijo mío, has subido tantos grados de gloria sufriendo por Mí, has sacado tantas espadas de dolor de mi corazón, has secado tantas lágrimas que caen de mis ojos de tantos hijos míos ingratos por su desobediencia, su ingratitud y sus pecados.
Sí, fuiste una pequeña mártir y tu martirio ha hecho que realmente se formen y guarden para ti en el Cielo muchas hermosas coronas místicas. ¡Sí! No puedo expresarte también cuánto, cuánto confía en ti mi Corazón Inmaculado, cuánto pongo en ti Su esperanza.
Sí, os he mirado con amor de entre millones de Mis hijos no sólo de esta nación, sino de muchas otras. Te he dado mi tesoro más preciado en la tierra, que es mi hijito Marcos, para que sea tu hijo espiritual, para que le cuides y le ayudes, sobre todo cuando mi voz calle y ya no le hable.
Te necesitará mucho, serás para él un apoyo, serás la fuerza para que no muera de dolor con Mi ausencia. Por eso, hijo mío, tienes una gran misión en tus manos y sé consciente de que tu nombre está grabado aquí, en mi manto. Aquí, justo aquí donde están reunidas Mis Manos y donde te tengo bien unido a Mi Corazón.
Sí, tu nombre está escrito aquí varias veces, porque cada Rosario que rezas, cada Cenáculo que haces por Mí, cada divulgación, cada buena obra que haces por Mí, escribo tu nombre una vez más en Mi Manto. Y cuando tu nombre esté también escrito en el otro lado de Mi Manto, entonces, verdaderamente, tendrás esa santidad consumada que Yo quiero de ti.
Y entonces, verdaderamente, te llevaré a la hermosa casa del Cielo donde brillarás más que el Sol junto a Mí y junto a Mí vivirás para siempre un éxtasis de amor que nunca, nunca terminará.
Atento, hijo mío, la serpiente te odia y te hace sufrir muchas veces atacándote, pero no tengas miedo, Yo estoy contigo siempre y el mundo, los malvados no podrán vencerte, porque quien lucha por ti y en ti soy tu Madre Inmaculada.
Y por eso verdaderamente muchas almas salvaré a través de vosotros, donde Satanás ha destruido, derribado yo sanaré, levantaré ciudades, ciudades místicas para el Señor y para mí. Almas santas, donde verdaderamente reinará Dios y ya no habrá día ni noche, porque la luz que iluminará estas ciudades será la luz del Señor.
Es decir, en estas almas ya no habrá momentos de gracia y de pecado, de luz y de sombra, de claridad y de oscuridad. Sino que sólo habrá luz, luz perenne, porque Dios vivirá en ellas y reinará en ellas a través de ti.
Ah, hijo mío, no puedes imaginar las gracias que te preparo. Sí, he prolongado un poco la hora de una gran gracia que Luzia y yo te hemos prometido. Pero esta prolongación de la hora de esa gracia no es porque me haya olvidado de ti, ni porque llegue tarde, ni porque me retrase.
Es porque os preparo una gracia muy, muy perfecta. Te preparo una gracia verdaderamente formidable que llenará tu corazón de gozo, de alegría, de felicidad.
¡Y, en verdad, verás cuánto te amo Yo, la Inmaculada Concepción, y cuánto te he favorecido y te favoreceré aún más!
Sí, sí hijo mío, siempre estoy contigo, no tengas miedo, cada año el 8 de diciembre a mediodía más allá de las gracias que me pidas te daré una gracia particular y especial de mi Corazón Inmaculado, también te daré un favor que será sólo tuyo: La persona, el alma por la que reces y pidas a la hora de la gracia escribiré el nombre de esta persona en mi Manto y en mi Corazón y al final se salvará.
Haré todo esto porque os amo mucho y porque sois verdaderamente el encanto de mi Corazón. Y junto con mi hijito Marcos creciendo con él en santidad, en amor y obediencia a mí, también haré de ti un encanto de mi Corazón Inmaculado.
Reza, reza y también busca siempre conocerme, amarme y darlo todo por todo, dámelo todo a Mí tu Madre que siempre te lo ha dado todo.
Te bendigo con amor y también a ti Marcos, mi hijo amadísimo que tanta gloria me has dado hoy con tus meditaciones y oraciones en mi fiesta. Sí, hijo mío, has hecho a las almas un bien mucho mayor que si hubieran visto el signo del Sol.
Sí, hoy has hecho brillar para ellas otro Sol: el Sol de mi belleza, el Sol de mi gloria, el Sol de mi perfección maternal. Y las almas que vieron la luz de ese Sol se encantaron, se enamoraron de Mí.
Pedisteis durante todos estos días que hoy en el día de Mi Fiesta las almas se enamoraran de Mí y que éste era el regalo que también queríais hacerme.
Pues bien, alégrate de ello y así ha sucedido porque hoy has abierto verdaderamente tu corazón todo rico, todo santo, todo lleno de tu amor por Mí y las almas podrán beber verdaderamente en él el río del verdadero amor filial por Mí, tu Madre Inmaculada.
Toda la abundancia de mis gracias y de mis bendiciones celestiales desciende ahora sobre vosotros.
También sobre estos Mis amados hijos, Mis pequeños esclavos de amor, que aquí contigo se entregaron a Mí como hostias puras e inmaculadas, como sacrificios vivos orando, expiando, reparando y trabajando por la salvación de la humanidad, de los pecadores.
Sobre ellos también soplo ahora mi amor, soplo mi paz y mi bendición. Y sobre todos esos queridos hijos míos a los que tanto amo, a los que tanto amo, esos hijos míos a los que yo mismo he elegido, llamado y traído aquí desde todas partes para ser salvados y que tienen su nombre escrito en el Libro de la Vida, el libro de los que se salvan bendigo hoy con amor.
Y de nuevo os pido: Continuad rezando mi Rosario cada día, a través de él os transformaré en verdaderos hijos inmaculados de la Inmaculada como yo mismo.
Y deseo de verdad que cada año vengáis aquí en este día a mediodía para que pueda enriqueceros de verdad más y más con las grandes gracias que Dios me ha dotado en mi Inmaculada Concepción para que las derrame sobre todos vosotros.
A todos bendigo Lourdes, Pellevoisin, Fátima y Jacari.
Paz Mis amados hijos, Paz a ti Marcos, el más obediente y trabajador de Mis hijos, Paz a ti también querido hijo Carlos Tadeo.
Mi Corazón se regocijó también por la estatua que mi pequeño hijo Marcos hizo de ti y colocó Aquí en Mi Santuario. Ahora verdaderamente Mi Corazón de Madre se siente lleno de felicidad como lleno de cariño, lleno de afecto.
Porque en cierto modo estás aquí y a través de esta estatua tuya derramaré también grandes gracias sobre Mis hijos de los que sólo Yo tendré conocimiento, pero que en la eternidad te serán revelados. Y entonces el mundo sabrá también cuánto os he favorecido, cuánto os he amado.
Paz, hijos míos, buenas noches».
Antes de irme quiero tocar los Rosarios de mi hijo Carlos Tadeu, él es el único que tendrá sus Rosarios tocados hoy debido al gran amor que le tengo.
Y también antes de irme quiero decir a mis hijos portugueses que vinieron de tan lejos para alabarme y amarme en esta Fiesta mía, gracias, gracias por venir.
Os pagaré todos los sacrificios que habéis hecho para venir aquí con grandes gracias de mi Corazón Inmaculado.
Gracias también a mis hijitos Olides, João, Adriano, Carla por traer aquí la imagen de mi Madre Santa Ana, no podéis imaginar la alegría que me han dado. Y también la felicidad que me han dado.
Sobre vosotros, hijitos míos, imparto ahora una bendición especial sólo para vosotros y para todos mis hijitos que siempre están aquí conmigo durante todo el año.
También ahora bendigo y doy la Indulgencia Plenaria a todos los que llevan el escapulario azul de Mi Inmaculada Concepción, que rezan mi Rosario de la Inmaculada Concepción durante el año, que difunden Mis Mensajes con amor y que siempre han respondido sí a Mis Mensajes de Amor».
(Padre Eterno): «Amado hijo mío, Carlos Tadeo, como ya ha dicho Mi hija María Aquí siempre en Sus apariciones, allí donde llegue uno de esos rosarios tocados por Ella, Ella estará allí viva, llevando Mis gracias a todos los que los posean.
Y en el tiempo del Castigo donde estén esos Rosarios esa casa tendrá la misma protección que tuvieron los israelitas que pusieron la sangre del cordero en sus puertas y se salvaron cuando envié el azote, la plaga para matar a los primogénitos de Egipto.
Alégrate, hijo mío, porque tu nombre resuena siempre en mis oídos como un dulce canto, tu voz ante mí es como una sinfonía perfecta y deliciosa que me encanta y me inclina hacia ti.
Y sabe también que allá en el Génesis, cuando mostré a María ante la serpiente la Mujer vestida de Sol que aplastaría la cabeza de la serpiente, de Mi enemigo. Cuando ella, la serpiente intentó morderla en Su talón, la serpiente te vio.
Sí, cuando dije, pondré enemistad entre tú y la Mujer, entre tu descendencia y Ella, el diablo te vio, te mostré con Mi hijo Marcos ante el diablo y tembló, la serpiente se enfureció.
Pero poco después dijo: «Ella te aplastará la cabeza cuando intentes morderle el talón, que sois vosotros dos y vuestros amados hijos los que obedecéis a María.
Por eso hijo mío, no temas, tú eres el talón de María, ya has sido prometido, profetizado por Mí, ya en el Génesis con Mi hijito Marcos para aplastar a esta serpiente.
Ve, aplástala siempre con tus Rosarios, con tu humildad, con tu obediencia a María. Pronto verdaderamente esta serpiente será vencida por ti el talón de María, que desde el principio del mundo profeticé y determiné que así Mi enemigo será vencido, Yo seré exaltado y adorado, ¡y así será!».
(Marcos): «¡Hasta pronto, Padre mío, Mamá!
Orígenes:
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